viernes, 8 de julio de 2022

Caperucita Roja, Interpretación Secreta

 

¿A quién tienes miedo?

Comenzamos con el más famoso de todos los cuentos. La historia sencilla y simple, a priori, de Caperucita Roja que ha sido capaz de traspasar el tiempo y fronteras, como ningún otro cuento lo haya hecho.

Su significado y expresión fácilmente asequible a todas las edades ha establecido una impronta generacional y de todo tipo de clases sociales.

De las dos versiones más famosas nos quedaremos con la versión de los Hermanos Grimm, ya que a diferencia de la de Perrault, esta acaba feliz. Además de la importancia simbólica que suponen sus frases finales.

Una historia que no debería guardar enigmas ni interrogantes, ya que todo parece previsible. Pero veamos como no es así, ya que en la versión de los Hermanos Grimm hay multitud de ellos símbolos, capaces de pasar desapercibido a cualquiera que no este versado en esto de la interpretación y análisis de textos ocultistas.

Tal como diría Blavatsky; 

«Busquemos la verdad, con la confianza de un niño, y la voluntad de un iniciado».


La historia es bien sencilla; Caperucita sale de casa con el recado de su madre; llevarle a su abuela que está enferma, un poco de vino y un poco de pastel.

    —No te apartes en ningún momento del sendero. Le dice la madre.

Ella tiene que atravesar un bosque frondoso que le supondrá, una media hora de camino. Pero se encuentra con el lobo y este le entretiene, haciéndole salir del sendero. Mientras aprovecha y se adelanta, devorando a la abuela y haciéndose pasar por ella.

Caperucita al entrar en casa de la abuela, donde están los tres robles y junto a un avellano y se percata de algo anda mal. Preguntándole y respondiéndole el lobo que se hace pasar por la abuelita...

Qué orejas más grandes tienes...
Qué nariz tan grande tienes
Qué ojos tan grandes tienes...
Qué manos tan grandes tienes...
Qué boca tan grande tienes...

A lo que va contestándole el lobo...

Para oírte mejor...
Para olerte mejor...
Para verte mejor...
Para cogerte mejor...
Para comerte mejor…


Tras las preguntas, Caperucita es engullida de sopetón, lo mismo que la abuela. En ese instante un cazador se cruza y oye roncar al lobo. Este duerme profundamente por lo que con unas tijeras le abre el vientre y saca rápidamente a la abuela y Caperucita.

La niña rellena de piedras el vientre del lobo y rápidamente cose el vientre del lobo.

    —Nunca más cuando sola, me apartaré del camino ni desobedeceré a mi madre.

Vayamos pues descifrando su significado más complejo y recordar que cada personaje simboliza una parte de nosotros mismos.


Caperucita, la niña.

Representa la inocencia, el alma. El viajero mítico, esta vez en la forma inocente de una niña.

La caperuza y el rojo.

La pasión, la sangre y la vida. Una llamada de atención ante el paisaje, un punto de referencia y de llamada ante lo establecido.

El lobo.

El peligro, la tentación, la bestia y lo salvaje. Los instintos primarios, lo viejo y el autoengaño.

Recordemos que el lobo Fenrir, en la mitológica nórdica, que representa la aniquilación, la destrucción encadenada, hasta que llegue su tiempo. Se personifica en él lo destructivo de la naturaleza y del ser humano.

La Abuela.

La gran madre, la anciana que aguarda y que necesita regenerarse. En este caso a base de ofrendas, recuérdese el vino y el pastel. Símbolo de renovación en rituales primaverales.

El cazador

Representa el atreverse, la lucha y el acto que responsable lleno de osadía que irrumpe ofertando posibilidades. El salirse de lo establecido. Es la parte que corresponde a los impulsos generosos, sociales y protectores del yo y todo lo referente al héroe en general.

Los Tres Robles.

Símbolo druídico por excedencia, lugar de culto en la antigüedad.

El Avellano

En las leyendas celtas significa el conocimiento a la vez que alejaba tormentas y rayos. También las avellanas eran símbolo de fertilidad. Árbol de la vida.

Los 5 Sentidos

Ojos, boca, manos, nariz, ojos.

Las piedras.

Representan la tierra y la fuerza de la materia. el lobo cae y no se puede levantar.

Por lo tanto, nos queda claro el pasaje iniciático. La salida del útero materno a través de un recorrido, portando alimentos que harán revitalizar a la anciana, mientras que la niña se entretiene y pierde su turno. Por lo qué, incapaz de ver la realidad es devorada.

Aparece de nuevo el héroe, como en las grandes historias, anónimo y casual. Sella con piedras el interior del cuerpo del lobo, a la vez que la anciana cose la carne. ya al final del proceso bendicen el pastel y el vino, agradeciendo la vuelta a la vida.


Una lección de sabiduría.
 
El cazador quita la piel al lobo y se la lleva como trofeo.

«Con el rechazo de los pretendientes, o la salida fuera de los límites, comienza la aventura. Entras en un terreno no protegido, nuevo. No puedes ser creativo a menos que dejes atrás lo limitado, lo fijado, todas las reglas».

Joseph Campbell

miércoles, 6 de julio de 2022

Coria del Río, palabras de agradecimiento.

 


La vuelta a un hogar que a los quince años tuve que abandonar, Quedándome ese vacío que deja una abrupta separación en la cual uno presiente que no hay un retorno inmediato. Amigos en la calle, un paisaje nutrido de colores y aromas lejanos que aún permanecen en uno, como no queriéndose ir.

El río que siempre me ha acompañado en el imaginario, el cine como vínculo entre la realidad y la fantasía. El fútbol que nos unía, la extensa escalinata del Cerro de San Juan, lugar mítico donde descubrí mí pasión por la arqueología y el pasado remoto y glorioso para la mente de un niño. Lugar de amor, pero también de heridas con las que recorrí el mundo entero.

Aquí leí mí primer libro; Robinsón Crusoe y con él llegó su primera isla en la cual quedé gratamente contenido de por vida. Soñador con paraísos lejanos y con la vuelta algún día, a la tierra que le ofreció y forjó un sistema bastante insólito para los niños de hoy.

Viviendo en un régimen añejo y apartado del presente, donde la felicidad llegaba desde fuera de nuestras fronteras; Europa con su música y tendencias nos despojaba de los pocos perjuicios que aún quedaban, y cuando paradójicamente The Beatles formaban parte de la leyenda, aquí sin embargo su caricatura irrumpía, envolviendo chicles y caramelos como signo de un país contemporáneo. Llegaba Pink Floyd y su “Cara oculta de la luna” arrasaba Bee Gees, Bob Marley, Triana…


Mientras en Coria, el mundo continuaba girando alrededor del Rocío, su feria en septiembre y un montón de fiestas populares que a uno se le quedan grabadas de por vida. Dos mundos contrapuestos, un final y un principio, como la lucha que se establece bajo la corriente de nuestro río.

Se me quedó grabada y he llevado con orgullo, la imagen del hombre bueno y digno, influencia beneficiosa e imperecedera para el futuro en el niño. Por lo tanto, figura que se demanda y a la que hoy quiero hacer homenaje, es a esos padres de todos que lucharon porque hoy podamos mirar al frente con orgullo y decencia.

Sin la influencia de estas personas, con las que compartí el tiempo más hermoso de mi vida y ese estado amable que debe de suponer la infancia, me sería imposible hablar con este amor del pasado.


También cierro los ojos y me llega el silbido del barco y su asociación con la niebla, pues acostado ya sabía el tiempo que haría fuera; si la bocina del barco tronaba en la mañana era señal de advertencia al barquero que cruzaba el rio.

El barquero buen arquetipo siempre, aunque el Guadalquivir suponga para nosotros todo lo contrario al Caronte de Virgilio.

El rio cuya subida de la marea apenas se percibe, cuyo movimiento de sus aguas apenas se dejan notar, como si no sucediesen nunca ni terminase de pasar.

Esas mañanas de domingo, esa una luz amarillenta en un mundo donde se suceden los recuerdos.

Mi encuentro con la pintura y con Don Francisco que pintaba paisajes desde la cumbre del cerro, con el cine Estrella, Victoria, Roció, Albeniz y el lejano Caura con sus gradas.

Con mi vecino Enrique Feria, uno de los hombres que más he querido, y que me enseñó a mirar más allá de la realidad y al igual que en el film Cinema Paradise de Giuseppe Tornatore, donde me proyecto en el pequeño Salvatore y a Enrique en el inmortal personaje de Alfredo.

Reconociendo que un nudo se establece en mi garganta cada vez que presencio la película, ya que nunca me vi mejor retratado. Por eso en aquellos años todo era cine, oscuridad de la cabina, recortes, propaganda, su famoso Nodo. Siendo la ventana más rápida para la evasión de un niño que soñaba con paraísos distantes.


Estaba Marcelino, ese guardia civil bondadoso y dulce que demostraba que cualquier calificativo no es válido para un uniforme, Morotó que con paciencia infinita nos enseñaba los virulentos caminos del dibujo técnico en su casa. Todos los padres de mis amigos; Fuentes, Juanvi, Vázquez, Paco y José, Márquez; todos bondadosos y fuertes para la imagen de un niño, gente que luchaba con un ahínco y un tesón hoy diseminado.

A las mujeres, mis mujeres como diría el poeta Daniel Pineda Novo en Amaneceres, las dejamos en el próximo libro. Que irá dedicado a ellas, las madres.


Tú que me llevas a dónde quieres.
Seguir tus huellas es mi placer,
Por ti he dejado la gloria y
… a muchas mujeres,
mujer.

Luego llegaría mi búsqueda con el oriente, mientras paradójicamente irrumpía la tierra del sol naciente en mí pueblo y en un pasado que cuando yo era niño no estaba.

Me fui al Tíbet e investigué cada uno de los mitos que representan lo más ansiado y profundo del hombre; Atlántida, el Dorado, Avalón… y sin embargo una necesidad de sanar me hacía volver a mirar hacia detrás, al principio de todo, a mi pueblo.

Una noche hará de esto unos veinticinco años, me dejé llevar por ese magnetismo y recorrí las calles a eso de las dos de la madrugada, mientras todos dormían.

Sintiendo esa sensación de regreso a lo originario tan magistralmente descrita por Alberti en su poema.

Mi agradecimiento a la tierra y su rio, a mis paisanos y paisanas, al tiempo vivido, que reitero; han sido los más felices de mi vida.

sábado, 2 de julio de 2022

Presentación de Cartas a Thyrsá en Aracena.

«No es pues aquí, sino en Aracena o Aracaina, en la mansión favorita del sabio polígrafo, dueño un día de estos inmuebles; en donde hay que buscar la llave».

Mario Roso de Luna

Llevo cerca de cuarenta años frecuentando la localidad y sus alrededores. Me solía hospedar en el hotel Sierpes, en la calle Mesones. Allí ubicaba mi cuartel general para luego poder investigar y disfrutar de la zona. Luego, años más tarde, me ubiqué en Linares de la Sierra y por último en la aldea del Collado, cerca de Alhajar.

Decir que la zona ha influenciado enormemente en la recreación de lugares y diversas perspectivas del libro, es una realidad incuestionable. De todos los capítulos y zonas que se describen en él, sería sin duda en el pueblo de La Roca donde mi imaginario depositó el encuentro definitivo con el entorno serrano. Por lo que cualquier lector avezado, encontrará cierta similitud con el aspecto y paisaje.

Mencionaré un libro hoy ya descatalogado de don Mario Roso de luna; llamado «De Sevilla al Yucatán», en donde se establece una conexión mágica entre la selva del Yukatán y la mítica Atlántida, y en la que el autor atestigua a la ciudad de Aracena como la puerta hacia el misterio. Tiempos lejanos en donde el mundo circulaba a un ritmo mucho más lento y pausado. y en donde los misterios recababan en nosotros con cierta inocencia.

Cartas a Thyrsá forma parte de esa inocencia en la que algunos vivíamos asentados y cuando los altares, cavernas, fuente eran ofrecidas a los dioses por doquier.


«Gigantescos peñascos de roca oscura, dibujaban el contorno del círculo que se asentaba en lo alto de un cerro llamado; La Mesa de Tinda. Era una vista única, incomparable a cualquiera de las que hubiese presenciado con anterioridad y que obviamente le hacía recordar el altozano de Vania. Sin embargo, a diferencia de este, la altura aquí era tan privilegiada que el bosque entero no cabía en su mirada, mientras que desde el altozano casi se podían rozar las ramas de los árboles con las manos.

Al fondo y en una lejana montaña, se divisaba lo que antaño debiera de ser una gran fortaleza o castillo, y en lo más alto, justo tras ellos y al borde mismo de la más grande de todas las montañas; suspendido como si fuese un cuento de hadas, se abría la Roca, el misterioso pueblo de los magos».


«¡Oh las calles empedradas, solitarias y limpias de esas ciudades dormidas sobre sus glorias, donde, sobre el verdín y el césped de entre las losas resuenan como en tumbas las pisadas del viajero, mientras las gentes asoman curiosas a las puertas para ver la facies del forastero, y al punto se retiran cautelosas temiendo que el forastero sea el recaudador de los apremios de la contribución o el ingeniero que va a allanarles su tradicional guarida para tal o cual obra pública inventada por la perfidia macabra del cacique enemigo...!».

De Sevilla al Yucatán
Mario Roso de Luna



«Hay que dormirse arriba en la luz, hay que estar despierto abajo en la oscuridad. Arriba en la luz, el corazón se abandona, se entrega. Se recoge pues se ha llegado allí, a esa luz, sin forzar ninguna puerta y aún sin abrirla, sin haber atravesado dinteles de luz y de sombra, sin esfuerzo y sin protección».

María Zambrano

Cartas a Thyrsá vuelve a casa, ahora se encuentra consigo mismo y en paz, porque si algo creo con verdadera certeza, es en el alma de los libros.

© Todos los derechos reservados
Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018

Pinocho, la puerta secreta.

  «¿Qué nombre le pondré? —Se preguntó a sí mismo. —Le llamaré Pinocho, y este nombre le traerá fortuna. He conocido una familia de Pinocho...