«De una manera u otra la mirada sosegada del abuelo cruzó el tiempo
y el comandador soñó al fin que volvía a casa.
Razón por la que se acercaba de nuevo a Thyrsá,
abrazándola y besándola hasta la locura».
En la región de las Viñas se formaban y adiestraban los futuros soldados comandadores, siendo esta la tradición heroica más antigua de la civilización humari, representando el sustento y la garantía de estabilidad para el Senatus de Luzbarán.
Los comandadores eran el cuerpo de élite que mantenía el orden y la defensa en la isla, siendo estos el grueso de soldados combatientes que se suponía deberían de custodiar el Imperio y el viejo orden.
Los comandadores incapaces de mirar más allá de sus añejas narices, se dedicaron a disputar entre ellos y todo el sistema social decayó en la pobreza. Se fueron aislando a sí mismos y aunque existiese siempre la posibilidad de entablar relaciones abiertas, el orgullo y la vanidad se lo impidieron.
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Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018
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