El Péndulo de la Clepsidra es el encargado de distribuir nuestro espacio y velocidad del tiempo que vivimos.
Nuestro tiempo se haya limitado por el movimiento del Péndulo de la Clepsidra. Lo mismo funciona que deja de hacerlo. Para cada uno de nosotros es diferente su ritmo y balanceo. Ahora se desplaza y mece precipitadamente, como ahora lo hace de manera sosegada o casi imperceptiblemente. Siempre cadencioso, preciso, exacto… hasta que sin saber cómo ni porqué, la Clepsidra paraliza el proceso y el movimiento del péndulo se interrumpe.
Todos disponemos de un movimiento y tendencia, además de un tiempo predestinado de vida. Sin embargo, el péndulo puede que se detenga y repose en cualquier instante. Nadie sabe cuándo se da, ni el porqué de ello. Digamos que es el distribuidor de nuestra existencia. Y mientras que el tiempo para los demás sigue sucediendo, como si no ocurriese nada… para otros reposa, en espera de que comience a balancearse. Aunque en realidad nada se detiene y todo sigue su curso…
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Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018
Amigo mío, en más de una ocasión necesitaría el péndulo de la clepsidra. Besos :)
ResponderEliminarTodos necesitaríamos, de una manera u otra, detener el tiempo.
ResponderEliminarBesos, Ricardo.