«En el Urbián y bajo el Mehowadam reina siempre el misterio»
Y por primera vez oímos mencionar a las tribus del norte, la raza de los Mowai y de los fieros Abdul. Nos cuenta de una pradera donde una se pierde y halla el anhelo, llamada la Arami, la puerta de la esperanza; también de la selva del Urbián, el País del Quicio y de la singular Urshulá, la ciudad de Melodía, protegida por sus valerosas guerreras Tukumanas. Dándonos la sensación de nacer en un mundo nuevo y distinto, que nada tenía que ver con la calma de Hersia ni su altozano.
Existen varias diferencias entre el Powa y el Urbián; al Powa lo sostiene su invisibilidad, sino fuera por ella estaríamos perdidos y al Urbián lo aísla la selva, su frondosidad y entramado. El sur representa lo luminoso, por lo tanto sus habitantes se manifiestan sin tapujos bajo la luz del sol. Mientras el norte es un entresijo, al amparo de las sombras y la densidad; son los dos miembros opuestos de un solo cuerpo.
«Fue en la selva del Urbián donde alcanzamos la virtud...»
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Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018
Todo un mundo que explorar.
ResponderEliminarBesos Ricardo :D
Y extenso, tanto como la vida misma.
EliminarBesos, Ricardo.