sábado, 9 de abril de 2022

El encuentro profundo con el árbol

 


«Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy, todavía, plantaría un árbol».

Martin Luther King

***

Cada árbol contiene un tipo determinado de energía. Unos favorecen la fluidez, otros proporcionan delicadeza, otros apertura, más algunos de ellos son puros laberintos. Estos últimos son los mejores, pues nos muestran una maraña de brozas y ramas secas que nos invitan a desprendernos de lo innecesario. También los hay largos y piramidales que parecen ascender hasta tocar las nubes, y estos pueden ayudarnos a sostener nuestro equilibrio, mientras lo hay retorcidos lo que nos da a entender sobre la obstinación y el empecinamiento necesario para sobrevivir.

Aquí trataremos de las múltiples posibilidades del encuentro terapéutico con «El Árbol», su comunicación y contacto. El proceso de maduración del espacio y del tiempo necesario para dar lugar a cierta posibilidad de «otro tipo de contacto».

Para ello resultará imprescindible hacerlo desde una nueva apertura, por lo que es necesario olvidarnos de la impresiones y expectativas generadas, dado a que su hábitat no es el nuestro, razón por la que habremos de buscar una nueva vía comunicativa.

Necesitaremos de paciencia y esfuerzo para abrirnos a esa nueva ruta donde impera la calma y el silencio, por lo que habremos de omitir todo diálogo posible. Lo que implica un proceso largo y tedioso, en el que es necesario de cierta humildad y recogimiento, dado que la rigidez y los modelos preestablecidos nos hacen imposible la debida confluencia.

Intentaremos que nos sea posible establecer un vínculo con lo más profundo con la naturaleza del árbol, tan alejada de nosotros. En principio, percibiremos una quietud que nos exasperará, una calma que no nos dirá nada y que habremos de dejarla pasar. Hasta ser capaces de despojarnos de toda defensa y todo cuanto nos sobra.


@Hanahonua

Pasado un tiempo, días, semanas incluso, comprobaremos que el Árbol sigue ahí, inmutable, frente a nosotros y como si realmente le importásemos lo más mínimo. Indiferente a nuestra conducta. Sin embargo, este no huye ni nos dará la espalda. Simplemente… continúa ahí, majestuoso.

Creedme si os digo que es necesario pasar por este proceso.

Una vez despojados y entregados al proceso, ya podremos atrevernos con el contacto. Lo haremos primero sobre su tronco y su áspera o delicada corteza. Continuaremos con sus ramas y hojas. Pegaremos nuestros oídos e intentaremos captar ese primer rumor, casi imperceptible, para ir más allá y abrazarnos a él, entregando «todo» a él.

Será necesario dejar pasar el tiempo cediendo a esta complacencia del que sabe que no le aguarda nada, tan solo nutrirse de una grata compañía.

Hasta llegado el momento en que percibiremos cierto movimiento, el sonido de las hojas acompañada de un ligero viento y poco a poco nuestros sentidos se abrirán como una flor ante la llegada de la luz y esa sensación nos conducirá a un vacío. Comprenderemos entonces, que esa quietud está colmada de sensaciones nuevas y que hemos descubierto una nueva manera de percibir cuanto se manifiesta en nuestra mente; ahora vacía de contenido, pero colmada de virtud.

El ego se ha detenido, ahora nuestra entrega es verdadera, tras ese primer «contacto vaciado de contenido», insisto, y tan distinto a cualquier tipo de movimiento anteriormente percibido. Este descubrimiento es tan solo el principio, por lo que habremos de continuar reeducándonos sin la aparente necesidad de aguardar nada.

Entonces, llegará el momento en que, desde muy dentro de nosotros, obtendremos la convicción de que no estamos solos y que el árbol ha pasado a convertirse en una «presencia activa» en nuestra vida.

A partir de ese momento, la tradición nos hablará de los pastores de los árboles y «Sanjaya», el alma de los árboles nos ofrecerá su dicha y discernimiento.


2 comentarios:

  1. Lo que nos cuentas es pura magia. Uno de los placeres de esta vida, abrazar un árbol y mirar hacia arriba, escuchar el sonido de las hojas y el viento y dejar la mente en blanco. Besos :D

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    1. Sanar por medio del árbol, contactar, realizarse a través de una energía diferente. Probar, experimentar...

      Todas son posibilidades, pero por desgracia nos hallamos sumidos en una tremenda limitación ¿Impuesta?

      Besos, Ricardo.

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