martes, 21 de junio de 2022

Solsticio de Verano, un estudio en el tiempo

 


Que duda nos cabe que, de todos los festivales ígnicos o de fuego, aquel que ha conseguido traspasar la barrera del tiempo es sin duda el conocido como Litha o Solsticio de Verano, siendo este el más significativo y celebrado.

La coincidencia del nacimiento del Santo con el Solsticio de Verano es la misma que la del Cristo con el Solsticio de Invierno; intentos de la iglesia de acercarse al pueblo e introducir a su santoral las costumbres paganas y ancestrales que desde el albor de los tiempos habían acompañado a los pueblos de la vieja Europa.

El ciclo solsticial nos muestra una sutileza comunicativa con las energías que nos rodean, siendo las más importantes las telúricas y las etéreas. Y si existiese relación sagrada entre los solsticios y los dioses ésta hubiese estado predominada por Jano, dios romano que bendecía las puertas, dios que vigilaba he intervenía en cualquier entrada o salida como fiel protector y guardián.


Custodio de la muerte del ciclo solar y su posterior renacimiento en el solsticio invernal. Como reflejaría Ovidio en sus Fastos; se le caracteriza como «aquel que custodia el universo, centrado en controlar la armonía del cosmos», por tanto, era conocido en la antigua Roma como el que custodia el universo, como fuente primigenia de la armonía en todo el firmamento.

La función de axis mundi cumplida por Jano es importante y nos envía al carácter primordial de dios, a la «unicidad» que se expresa también en las monedas, que dividía exactamente las dos caras del dios figurado. Todo ello tiene una evidente ligazón con el simbolismo del año, más precisamente con las dos mitades del año obtenidas por la intersección de una ideal línea axial que delimita las dos «puertas del cielo» y los «orificios» de los que hablaba Ovidio en Fastos.

Para comprender bien este punto hay que recordar que el ciclo anual se especifica en los dos momentos fundamentales del recorrido solar, el descendente, desde el solsticio estival hasta el invernal, y el ascendente, del solsticio invernal al estival, según un ciclo que indefinidamente retoma tal sucesión cósmica El axis mundi (= Jano), dos «fuerzas celestes» que marcan la «puerta de los hombres» y la «de los dioses», aquella que trata la mitología helénica y la especulación pitagórica.

Al macrocosmos representado por el periodo invernal se le conocía como; «La puerta de los dioses, del firmamento o de los avatares». Bástese en recordar la similitud de fechas y nacimientos en tan particular momento o época: Mitra, las Saturnales, el nacimiento de Horus, el Cristo y un sin fin que no me toca enumerar en esta entrada.

Otra hipótesis a tener en cuenta nos remonta a la vieja Irlanda o a la antigua mitología galesa con el rey del roble como dios del año creciente, que se retiraba a las estrellas circumpolares, la Corona boreal, el Caer Arianrhod celta, esa rueda giratoria de los cielos, ya que sus estrellas nunca se hundían en el horizonte incluso durante el solsticio estival. Ahí esperaba el rey también su inevitable renacimiento.

Naciendo del rey del acebo que regiría todo el campo invernal hasta su muerte en el solsticio invernal.


El solsticio de verano abre tradicionalmente las profundas y reservadas puertas de la tierra, la telúrica energía almacenada, que como un estallido hace que la noche se llene de aromas, sonidos, recuerdos inmemoriales. La tradición nos cuenta que es cuando los esquivos espíritus feéricos se asoman a nuestro mundo y es cuando las fuentes y las aguas puras en general adquieren poderes purificadores, cuando las hierbas aromáticas multiplican sus facultades curativas, (Recuérdese a la sutil diosa Aine y su peregrinación floral, reina de las hadas)

Tales verdades se han sabido desde siempre, desde que el hombre tomó conciencia circular del universo, desde que computó el tiempo y nos quedamos con la duda que nos lego Frazer; me refiero entre las teorías del aseguramiento de los rayos solares durante los meses de decaimiento (a mi entender la más primitiva forma de concebir dichos festivales) y la teoría simple y llana de la purificación.

Después de estudiar el señor James Frazer, multitudes de ceremonias por toda la antigua Europa llegó a una conclusión; la sola unificación de la totalidad del ritual en cuatro ramificaciones.

El elemento fuego en sí producido por la hoguera, el transitar por entre las brasas, el humo producido por ciertas hierbas (Carácter purificatorio) y marchar detrás de una rueda de fuego acompañado de multitud de jovenzuelos que desde el collado hasta la llanura corrían asustando en su recorrido a muchachas y jóvenes (Traer la luz a la tierra). Lo demás sería simplemente derivaciones del lugar y las costumbres.

Disfrutad de esta mágica noche, acompañaos del fuego y del agua.
Y hacedme caso, que los elementos también sanan.

© Todos los derechos reservados
Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018



jueves, 16 de junio de 2022

Crear un Anillo de Protección

 


«En la noche, cuando las nubes lo permiten, suelo salir al patio trasero a observar el cielo nocturno y sentarme en el interior del círculo de piedras, sobre la arena de mi arroyo. Traslado con sumo cuidado la llama de la Issantia, hasta el centro del círculo y entonces conversamos ambas, en una mutua relación deleitable, a la que muchas veces se une Eleonora. En eso aguardamos a que la llama gane en altura, y siempre lo hace, cuando estamos las dos presentes, incitándonos a danzar atrevidamente, sobre la blanca arena del Ambrosía…».

© Todos los derechos reservados
Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018


*****

Hoy vamos a explicar cómo crear un anillo de protección. De esta manera seremos capaces de crear un entorno mágico que atraigan a las buenas vibraciones. Lo primero que haremos será limpiar meticulosamente el lugar.

Según la tradición de Casalún se emplea un hilo de seda rojo; de manera que la medida siempre parta desde la altura de nuestro corazón hasta el extremo superior de la mano derecha. Es decir; extendemos el brazo derecho mientras que con la punta de los dedos sujetamos el hilo con la mano izquierda y a la altura de nuestro corazón. Esa será la medida base y a partir de ahí podremos multiplicar la extensión de la radio del círculo tanto como queramos.

Trazamos el círculo partiendo desde el centro del mismo con el cordón rojo, razón por lo que será necesario que el centro quede sujeto con una estaca o palo de madera al suelo y así podremos girar a su alrededor del mismo mientras trazamos la circunferencia; bien con otro palo o la guía que consideremos oportuna, el caso es señalarlo sobre la tierra.

Una vez trazado el círculo, habrá que marcarlo; bien con polvo de tiza, harina o algún elemento natural que haga sobresaltar el trazo de la circunferencia.

Seguidamente colocamos las piedras sobre el perímetro señalado, una a una, y con mucho cuidado.


Ahora es cuestión de comenzar la invocación círculo, imaginamos un hilo resplandeciente de luz que une las piedras. Damos siete vueltas al círculo, siguiendo el orden de las agujas del reloj, a la vez que recitamos mantras u oraciones de poder.

Podremos rellenar el interior del círculo con arena de playa, o tierra de algún lugar que tengamos una especial consideración. Alrededor de las piedras, y por fuera del círculo, podemos sembrar flores o hierbas mágicas, e incluso modificarlas según la estación.

En el centro colocaremos nuestras joyas, velas u objetos de poder. Conforme el tiempo pase, percibiremos que brota del interior del círculo una energía invisible y poderosa; el incienso, las piedras y los cristales harán el resto.


Crear un anillo feérico es una de las maneras de mantener una relación mágica con nuestra vida, razón por la que llegará el momento en que podremos meditar en su interior e incluso tumbarnos, danzar o dormir en él.

Cuando nos encontremos enfermos o deprimidos, el círculo hará de calmante, cobrará vida propia y mantendrá contigo una sana conexión. Algo que no se puede explicar Sí tenemos suerte, puede que alguna entidad antigua se sienta atraída por el lugar y entonces se dará al milagro y vuestra vida cambiará, para bien, radicalmente.

domingo, 12 de junio de 2022

Urasil, el Cedro del Medranda

 


Sobre una cima colindante, emerge solitario el grandioso Urasil, el cedro del Medranda. Nadie conoce su edad, desde que el hombre tiene memoria, siempre ha estado ahí. Se cuenta que es el único testimonio viviente que subsiste en Erde, desde el tiempo en que los antiguos magnificentes levantaron el ahora derruido Muro de Medranda. 

Todas esas piedras desparramadas y toda esta sierra, formaban parte de lo que antaño se denominaba como La Gran Muralla.

Nos sentamos algunas tardes, ahora que nuestra estancia en la aldea concluye, contemplando el cañón que se divisa al fondo de la ladera y tras el abrupto desierto, salpicado de rocas y piedras. Asia, de vez en cuando, rompe la monotonía, lanzando alguna frase en consonancia con la enseñanza.


© Todos los derechos reservados
Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018

lunes, 6 de junio de 2022

Los Cantos Sanadores



En «Cartas a Thyrsá», a la Culmen Eulalia se le conocía como la «Hermosa Sanadora», siendo la regente del Pabellón de la Sanación en la lejana y mítica Casalún.

Siendo cada una de las Culmens responsables de un área determinada y entre todas, conformando lo que se denomina como el cuerpo de la doctrina o la base de todo conocimiento.

Las áreas de curación se dividen en diferentes formatos, quedando enumeradas en siete.

Del Contacto o del Masaje.

De la danza.

De los paseos sanadores.

De los baños y sus aguas.

De los poemas y las canciones.

Del poder de los prados.

De los murmullos y susurros.

Todas las disciplinas engloban el arte de la curación, las seis primeras las pueden aplicar cada sacerdotisa del culmen, salvo la séptima que se denomina; Murmullos y Susurros, siendo esta altamente poderosa, por ello tan solo la culmen Eulalia, junto a su círculo más íntimo, le está permitido realizarla.

Las hijas de las mujeres somos todas una.

Se trata de amar, siempre de amar,

se trata de servir, siempre servir.

Hablamos de curar y ofrecer la gran sensación.

No existe más que el amor en esta tierra,

las fronteras nos guardan de los agujeros innecesarios.

Que sea el alma quien controle la pureza,

tú vida y todos los acontecimientos,

Toda sanación proviene del cariño

y si una es capaz de comprenderlo,

el cuerpo responderá eficazmente.

Debido a ello,

no pierdas tu tiempo con malentendidos.

¡Qué prevalezca el amor entre nosotras!

¡Qué todas las mujeres amén!

Sea tú dicha la mía,

y la mía... tú vida entera.

© Todos los derechos reservados
Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018

Pinocho, la puerta secreta.

  «¿Qué nombre le pondré? —Se preguntó a sí mismo. —Le llamaré Pinocho, y este nombre le traerá fortuna. He conocido una familia de Pinocho...