miércoles, 5 de enero de 2022

Anette, la hija de leñadores.

 


John William Lycinna 1918

«En la comunidad y en ciertas circunstancias adversas, se acude a las celeradoras que son unas pequeñas avecillas grises de pico oscuro y alargado para poder comunicarnos en las distancias. La novicia Anette ha comenzado a dar muestras de poseer el don de comunicarse con ellas y por donde quiera que esta camine, siempre le rodean pajarillos que revoloteaban levantándose a su paso».

Es regordeta y de mofletes encendidos, se llama Anette y es hija de una familia del interior del bosque. Su padre es leñador y su madre costurera, se han despedido llorando y formando, la pequeña tal alboroto que, ha llamado la atención de toda la comunidad. La florecita salvaje le han apodado, y ya más tarde, en el dormitorio, ha vuelto a liar tal algarabía que ha sido imposible tranquilizarla. Teniendo que intervenir Arianna Clara que le ha cantado una nana, hasta conseguir que se durmiese entre mis brazos. A pesar de todo ha sido hermoso, muy hermoso.

Anette me coge de la mano, adoptándome como madre por lo que no se separa de mí ni un solo instante. Tampoco lo hace de Arianna Clara, que es tan solo un par de años mayor que ella. Entre ambas cuidamos a la pequeña Brisella, turnándonos en su custodia. Este hecho ha establecido un lazo de complicidad entre nosotras y lo cierto es que se halla mucho más serena. La Sunma Ana ha dado nuevas directrices, sorprendiéndonos al indicar que Anette es una niña especial y no quiere que le falten cuidados ni atenciones.

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Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018

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