martes, 4 de enero de 2022

Arón, el abuelo.


«Tú eres el corazón del alma»

No era muy alto ni demasiado delgado. La primera vez que lo vi no era más que una niña. Recuerdo que llevaba un corto pero enmarañado cabello, junto con su recortada barba; de pómulos sobresalientes y mirada de payaso. Daba la sensación de tener un temperamento nervioso pero, nada más alejado de la realidad. También recuerdo  como me gustaba jugar con su cabello que le caía enmarañado de aquí para allá; sobre unas mejillas encendidas que le otorgaban cierta comicidad. Su sensitiva mirada era capaz de calmar cualquier tempestad y con su presencia me llevaba a una entrega y confidencialidad que jamás llegué a sentir por nadie.

«De niño me llamaban el búho por mis ojos saltones. Vivíamos en un mundo de cavernas, al igual que Ixhian, creo que ya te lo dije, mi niña. Nací en el poniente de la isla, entre los abruptos acantilados de Barás, un lugar inaccesible, oculto y desconocido para el resto de los habitantes. Me tocó sostener la memoria de los más antiguos, aquellos de los que ya nadie recuerda».

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Cartas a Thyrsá –ExLibric- 2018

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